Nuria Torra Resplandi, más conocida como Nuria Torray nació en Barcelona el 24 de septiembre de 1934 y fue una excelente actriz, madre de la también actriz Alejandra Torray.
Compaginó sus estudios de Filosofía y Letras con actuaciones no profesionales en Teatro Español Universitario. Pronto el director de escena José Tamayo se fija en ella y de su mano inicia su trayectoria profesional, e interpreta Las brujas de Salem en el Teatro Español de Madrid y más tarde se hace con el personaje principal en Irma, la dulce. A destacar igualmente su Doña Inés en el Tenorio realizado por Tamayo en 1960 y su participación en los montajes de ¿Quién quiere una copla del Arcipreste de Hita? (1965), de José Martín Recuerda, Los siete infantes de Lara (1966), de Lope de Vega y Águila de blasón (1966), de Valle-Inclán, realizados todos ellos por Adolfo Marsillach.
Poco después inicia su relación profesional con el que luego sería su marido, el director Juan Guerrero Zamora, que la dirigió en La sonrisa de la Gioconda (1951) de Aldous Huxley y con la que se convierte en uno de los rostros más asiduos deTelevisión Española en los años sesenta y setenta, llegando a protagonizar las series Un mito llamado (1979) y La Celestina (1983).
Obtuvo en 1962 el Premio Antena de Oro; en 1965, el Premio del Sindicato Nacional del Espectáculo; en ese mismo año el Premio del Festival de Mar del Plata y el Premio Ondas a la mejor actriz de Televisión en 1966.
En Argentina también la premiaron por su trabajo en Una jaula no tiene secretos. Lo hubiera merecido igualmente por ¡Aquí están las vicetiples!, Accidente 703, Las salvajes en Puente San Gil, El amor brujo...
En cine debutó en 1956, aunque pese a su calidad interpretativa nunca terminó de consolidar una carrera cinematográfica sustantiva, abandonando el medio en 1971 cuando rueda La casa de las muertas vivientes.
En 1991 interpreta el personaje principal de Lisístrata en el Festival de Teatro Clásico de Mérida. Su retirada de los escenarios se produjo en 1995 con la obra Mi querida familia, de Neil Simon, que le valió el Premio Ercilla.